Las cinco cuadras

Descripción

Para Samanta, el camino para llegar a la costa puede ser más largo que las cinco cuadras que hay de su casa a la playa. Se acomoda la visera, chequea que sus chancletas no estén puestas al revés y vacía la mochila por tercera vez para asegurarse de tener todo: balde con manija para transportar agua, ¡listo! Tres palas, dos de distintos tamaños y una para prestar, ¡listo! Repelente, bronceador, crema de cacao para los labios, ¡listo! Dos toallas, una con capucha y otra de repuesto, ¡listo!... Vuelve a ajustar la mochila, confirma, otra vez, tener las chancletas bien puestas, la derecha en el pie derecho y la izquierda en el izquierdo, y empieza a golpear palmas.